La ganadora de varios Óscar Amadeus es ficción a partir de la realidad. Una historia apasionante, un trabajo de crítica musicial y una búsqueda a través del cine, la música y la ópera de una creciente potencia dramática.
Antes que nada es necesario decir que no se trata de
un film biográfico. La idea consiste en fabular utilizando las
connotaciones y mitos que se asocian a los personajes históricos.
Amadeus era originariamente una obra de teatro creada por Peter
Shaffer. Sin embargo, el director checo Milos Forman le ofreció al
primero el deseable proyecto de llevarla a la gran pantalla. Juntos
trabajaron en la elaboración del guión, y desarrollaron elementos
de valor dramático que no se habían podido plasmar en el teatro, y
que sí eran plausibles en el cine. Por ejemplo, el valor de la
música.
La historia plantea una antítesis sobre un hombre
(Salieri) que ha depositado en su trabajo musical la entera razón de
su existencia, entendiéndolo de un modo transcendental y religioso.
La gloria que alcanza pudiendo dedicarse por entero a la composición
entra en confrontación con la aparición de Mozart. Éste se
presenta como un joven alocado y algo insconsciente, que sin embargo
posee un grandísimo talento. Mozart experimenta la música de una
manera principalmente lúdica, y de ahí que su personalidad se
destile en sus obras con aparente facilidad.
El conflicto cobra dimensiones crecientes, incluso
exageradas. Pero debemos recordar que no estamos hablando de una
biografía y la intención de la película no es mostrar las
tensiones humanas de un modo descriptivo; sino que mantiene la
atmósfera más propia del teatro, donde los personajes tiene rasgos
más marcados. Desde luego esta exageración de las características
de los personajes, que se aprecia incluso en su forma de hablar,
puede hacer la acción menos verosímil; por ejemplo en la figura del
emperador, que tiene momentos muy forzados. Sin embargo gracias a
este tono más teatral gana en potencia dramática y consigue llegar
al espectador de una manera muy novedosa.
En un ejercicio maravilloso de crítica musical y
literaria, los autores consiguen crear una fusión perfecta entre las
problemáticas que viven sus personajes y a la vez las
representaciones de las obras reales de Mozart. La película dialoga
constantemente con las óperas que Mozart compuso en vida y se sirve
de ellas para cargarse de significados y potenciar las emociones. A
medida que vamos entendiendo este lenguaje y lo vamos apreciando nos
va dejando de importar la falta de verisimilitud, porque por medio de
la fantasía Amadeus nos
habla de cosas grandiosas.
Esta película es una
absoluta delicia y algo muy difícil de repetir. Asistimos a cómo
Mozart compone y aquello que compone está intimamente ligado a los
acontecimientos que le suceden en vida y sus emociones al respecto. A
pesar de que no sea verídico desde el punto de vista biográfico, no
deja de ofrecernos una comprensión y una interpretación del sentido
profundo de cada una de sus obras; y esa interpretación sí es real.
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