jueves, 17 de diciembre de 2015

Amadeus

La ganadora de varios Óscar Amadeus es ficción a partir de la realidad. Una historia apasionante, un trabajo de crítica musicial y una búsqueda a través del cine, la música y la ópera de una creciente potencia dramática.

 

Antes que nada es necesario decir que no se trata de un film biográfico. La idea consiste en fabular utilizando las connotaciones y mitos que se asocian a los personajes históricos. Amadeus era originariamente una obra de teatro creada por Peter Shaffer. Sin embargo, el director checo Milos Forman le ofreció al primero el deseable proyecto de llevarla a la gran pantalla. Juntos trabajaron en la elaboración del guión, y desarrollaron elementos de valor dramático que no se habían podido plasmar en el teatro, y que sí eran plausibles en el cine. Por ejemplo, el valor de la música.

La historia plantea una antítesis sobre un hombre (Salieri) que ha depositado en su trabajo musical la entera razón de su existencia, entendiéndolo de un modo transcendental y religioso. La gloria que alcanza pudiendo dedicarse por entero a la composición entra en confrontación con la aparición de Mozart. Éste se presenta como un joven alocado y algo insconsciente, que sin embargo posee un grandísimo talento. Mozart experimenta la música de una manera principalmente lúdica, y de ahí que su personalidad se destile en sus obras con aparente facilidad.


El conflicto cobra dimensiones crecientes, incluso exageradas. Pero debemos recordar que no estamos hablando de una biografía y la intención de la película no es mostrar las tensiones humanas de un modo descriptivo; sino que mantiene la atmósfera más propia del teatro, donde los personajes tiene rasgos más marcados. Desde luego esta exageración de las características de los personajes, que se aprecia incluso en su forma de hablar, puede hacer la acción menos verosímil; por ejemplo en la figura del emperador, que tiene momentos muy forzados. Sin embargo gracias a este tono más teatral gana en potencia dramática y consigue llegar al espectador de una manera muy novedosa.

En un ejercicio maravilloso de crítica musical y literaria, los autores consiguen crear una fusión perfecta entre las problemáticas que viven sus personajes y a la vez las representaciones de las obras reales de Mozart. La película dialoga constantemente con las óperas que Mozart compuso en vida y se sirve de ellas para cargarse de significados y potenciar las emociones. A medida que vamos entendiendo este lenguaje y lo vamos apreciando nos va dejando de importar la falta de verisimilitud, porque por medio de la fantasía Amadeus nos habla de cosas grandiosas.

Esta película es una absoluta delicia y algo muy difícil de repetir. Asistimos a cómo Mozart compone y aquello que compone está intimamente ligado a los acontecimientos que le suceden en vida y sus emociones al respecto. A pesar de que no sea verídico desde el punto de vista biográfico, no deja de ofrecernos una comprensión y una interpretación del sentido profundo de cada una de sus obras; y esa interpretación sí es real.



Chico y Rita

¿Quién ha dicho que la animación es cosa de niños? Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando nos traen esta maravillosa historia de amor y música ambientada en la Cuba prerrevolucionaria, que se extenderá hasta el exilio estadounidense.

 

 La primera vez que vi anunciada esta película supe que la tenía que ver enseguida. Puede parecer anecdótico el hecho de que sea animación, pero la temática musical y la preferencia por el dibujo evidencian un gusto estético y un aprecio por la belleza que promete muy buenas expectativas. Expectativas, por cierto, que no serán decepcionadas.

El trabajo es excepcional en la elaboración del cóctel compositvo de la obra. La ambientación socio-política y la indagación en las conductas de los personajes dan a la historia un calado del que carecería de ser una simple historia de amor superficial. Por otro lado está el del dibujo y el color, con las formas simples y redondeadas que caracterizan a Mariscal, consiguen otorgar un contorno suave y curvo a los movimientos que va muy bien con el sentido general del film.



La música merece mención aparte. La acción se encuadra en una época riquísima musicalmente, en que el jazz se influenciaba de la música tradicional cubana y el ambiente estaba lleno de nuevos interprétes y futuros genios. Aparecen personas como Chano Pozo o Tito Puente. Para la elaboración de la banda sonora se decidió recrear la música de aquella época de nuevo, en lugar de utilizar grabaciones. Esto se agradece como espectador, ya que la música no es en este caso un elemento secundario, sino esencial.

En resumen, tenemos una preciosidad para los amantes del arte. La historia principal acompaña el sentimiento esencial que connota la suma de todos los elementos utilizados. Hilando con buen gusto cada puntada, el resultado son 94 minutos de sensaciones cálidas y suavemente emotivas.