1 – La lengua de las mariposas:
Esta película del 1999 está basada en tren cuentos
del escritor gallego Manuel Rivas; los tres de la misma colección:
¿Qué me queres, amor? (1995).
El guión lo adaptó Rafael Azcona, ganando por ello el Goya al mejor
guión adaptado. La película también fue candidata a otros Goya el
mismo año, lo que demuestra la consistencia y la calidad técnica
global del film. El propio Azcona contó que la idea de añadir dos
cuentos más, además de La lengua de las mariposas,
se originó por la creencia de que el material narrativo de este
cuento no sería suficiente para rellenar una película completa.
Aunque técnicamente hayan conseguido cohesionar las tres historias,
no deja de haber una sensación de desconexión entre las tres.
Coserlas bien hubiera requerido sin duda deshacer y volver a hacer
desde un principio, transformando severamente los tres casos. El
resultado hubiera sido sin duda mejor.

2 – También la lluvia
Con guión del hindú Paul Laverty, es una película fascinante desde su idea. Personalmente me fascinó desde que la vi. Un tema que debería ser tratado, el de las dos colonizaciones de América; la brutal y la económica.
Quizá, la crítica que se le pueda hacer al guión
es la poca originalidad en el giro argumental en el plano personal.
El tema político no sostiene un entramado narrativo por sí solo y
se hace necesario dotarlo de un plano personal y emotivo para
capturar la atención y el interés del espectador. Sin embargo, este
plano no está del todo bien conseguido, a mi juicio. El giro
psicológico de los personajes es algo predecible e incluso un pelín
ñoño. De todas formas, la forma de tratar paralelamente el tema de
la colonización antigua con la nueva explotación económica me
parece una genialidad. Una película que todo el mundo debería ver a
ambos lados del charco. Los proyectos de este tipo son los que merecen megaproducciones.
3 – El rey pasmado
Película cómica e histórica basada en la novela Crónica del
Rey pasmado, del escritor
gallego Gonzalo Torrente Ballester. Curiosamente la obra fue adaptada
por su hijo, Gonzalo Torrente Malvido, quien ganó el Goya al mejor
guión adaptado por esta película. La adaptación está bien
conseguida en cuanto mantiene el mismo tono y que el libro. Se puede
decir que continúa siendo la misma obra, mientras que otras
adaptaciones cambian más el original, dando paso a la mayor o menor
pericia del guionista, que puede mejor o empeorar el asunto. En este
caso, la película responde al fondo y la forma de la novela, punto
por punto.

Además de esto, la
obra cuenta con otros atractivos. La severidad y profunda defensa de
los dogmas más restrictivos por parte de las autoridades, y de
aquellos que buscan medrar, mientras
que al Rey le trae sin cuidado todo eso, ya que anda disperso por sus
propias preocupaciones personales. ¿Creíamos que esto no podría
suceder en un Rey? El tema de las discusiones teológicas en las
diferentes ramas de la religión, las nuevas ideas de un fraile
portugués que estuvo en América y llega ahora a la capital con
ideas poco menos que heréticas. También aparece reseñada la mezcla
entre lo real y lo ficticio, asunto recurrente en la obra de Torrente Ballester, y que imperaba entre la gente vulgar de la época tratada, que
daba crédito a visiones y rumores sobre cualquier acaecimiento
fantástico.
Es la visión
histórica de un hombre ya mayor, que ha aprendido a observar bien la
naturaleza humana, y que ya no tiene vergüenza ni reparo en contar
las nimiedades y dejar de obsesionarse por los tratamiento
grandilocuentes. Un canto a lo pequeño de la vida, y cómo esas
pequeñas cosas interfieren con las grandes, aunque a veces no lo
sepamos ver. Un testimonio histórico igual de real a los que estamos
acostumbrados, pero sobre cuestiones poco convencionales.